Arco iris

Las gotas de agua han dejado de caer del cielo. Las nubes de color oscuro se han vuelto blancas y esponjosas.

El sol aparece por un lado e ilumina toda la ciudad.
Te asomas tímidamente por la ventana de tu habitación y aprecias a lo lejos un arco formado por colores. Tiene todos los colores. Rojo, naranja, azul, lila...

Te sientes tan impotente. La vida a veces es muy difícil y si no tienes a nadie al lado para confiar, aun más. Sabes que, aunque tengas amigas al lado, alguna u otra acabará contando algo y no puedes permitirte eso.
No puedes permitir que él sepa que te está afectando todo eso, que lloras día y noche, que rezas para que se de media vuelta y rectifique. Pero por una parte sabes que eso nunca pasará, que nunca se acercará a pedirte perdón.

Lo único que te relaja es tumbarte en la cama, ponerte los cascos y escuchar música sin parar. Eso es lo mejor.
Pero hoy es diferente. Tras mirar por la ventana, retiras un poco la cortina y dejas que los rayos del sol entren.

Te miras las manos y ves que tienes el arco iris en ellas.