'El relato de Laura' Cap.14

Perdonar por colgarlo tarde, pero es que desde ayer a las 19:00 no me funcionaba Blogger. Aquí está el capítulo 14.

Le devolví el beso. Noté la presencia de alguien y paré.

-Que guay el trabajo ¿eh?- dijo Noelia
-Esto… me voy… Luego os veo chicas- dijo tímidamente Álex, seguidamente se sonrojó y se fue.

Noelia se acercó a mí y empezó a hacerme cosquillas en la barriga

-Menos mal que no te gusta, ¡eh! ¡eh!

Sonreí tímidamente y le expliqué lo que había pasado. Tampoco no era nada del otro mundo.

Acabó esa última hora de clase. Por una parte me la pasé horrible. Estar tantas horas haciendo un trabajo cansa mucho, pero Álex… Álex es un ángel.

Siempre le había visto como el chico tímido, sin amigos, que prefiere sentarse en un rincón alejado a leer antes de acercarse a alguien y hacer amigos. Noelia y yo llevábamos ya algunas semanas pensando en hacernos sus amigas. Nosotras somos de aquellas que aunque nosotras solas estemos bien, por tener más amigos íntimos, no pasa nada.

Cuando salí por la puerta, vi como Lola y Tania cuchicheaban. Parecía que hablaban de mí, me estaban mirando fijamente. ¿Lola sabría lo del beso? ¿Alguien más lo habría visto?

Me quedé un poco rallada. Yo siempre me quedo rallada. Me llevé la mano a la boca dispuesta a morderme esas pocas uñas que me quedaban. Alguien vino por detrás.

-¿No te han dicho que eso no se hace?- Era Víctor, me asusté de verle allí.
-¿Eh?

El joven se echó a reír.

-¿Qué haces aquí?- pregunté
-¿No puedo venir?
-Em… Claro…Solo preguntaba
-Mi hermano va a este colegio, le he venido a buscar
-¿Y cómo que es la primera vez que te veo?
-Porque es la primera vez que vengo

Le miré extrañada.

-¿Aun no me has agregado a WhatsApp?
-Bueno… no… osea… si…

Álex se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.

-Me voy Laura, luego hablamos- dijo enérgicamente pero sonrojado.
-Claro- le contesté

Víctor se peinó el pelo. Me recordaba tanto a Álex…

-No te molesto más ¿eh?- dijo con una preciosa sonrisa, que dejó ver sus preciosos dientes, blancos y relucientes como las perlas.

Le mire, sonreí y me fui. Necesitaba estar en mi casa.

La verdad es que estuve tranquila. Aquél día no tenía muchas cosas que hacer, por no decir nada. Habíamos hecho el trabajo, y aún quedaba, así que no teníamos deberes. Me tomé la merienda junto a mis hermanos, unas Oreos riquísimas.

Me hace muchísima gracia esa frase que leí en Internet… ‘No te deseo lo peor, pero ojalá te toque la Oreo sin cremita’ Siempre que como Oreos pienso lo mismo.

Aquella tarde pasó rápida. Me lo pasé muy bien con mis hermanos.



Amaneció muy pronto. No sé por qué aquella mañana fue muy difícil para mí. Sentía que el mundo se me echaba encima, que algo malo me pasaría. Notaba que me tendrían que dar una mala noticia. Ya se me había olvidado por completo que Noelia se iba a Romanía.
Llegué a clase cinco minutos tarde, pero nadie se enteró. Estaban todos en la biblioteca, como el día anterior.
Dejé en mi pupitre la mochila, y cogí las mismas cosas que el día anterior.

Bajé, fui a la biblioteca y me incorporé a hacer el trabajo.

En la hora del patio, todos salimos con muchísimas ganas. Está genial ir a la biblioteca y consultar libros. Yo no digo que no. Pero estar un día y dos horas… y lo que queda… Cansa. Y mucho.

Noelia y yo nos sentamos en nuestro banco, como siempre. Hacía muchísimo más frío que en los anteriores días. Se notaba que ya casi era diciembre.

Mientras las dos comíamos nuestro bocadillo, el suyo de jamón y el mío de Nutella, Noelia me comentó más de su viaje, yo ni esperaba la conversación.

-Ya se el día que me voy Laura
-¿Cuándo?
-El sábado
-¿Cómo? ¿Este sábado? ¡Si estamos a jueves!